Dentro de la inteligencia emocional, encontramos que uno de los componentes fundamentales para el desarrollo de ésta es la MOTIVACIÓN. Es decir, educar tomando como referente a las emociones que sí alimentan y motivan de manera intrínseca (de la propia persona), que sí aportan y que son positivas para su desarrollo. Eso es lo que te quiero transmitir con esta publicación. De aquí surge la importancia de alentar y mantener la atención, la motivación y la creatividad para generar ésta habilidad en el niño y la niña.
Por ello, una de las funciones de la emoción es la de MOTIVAR. Es la emoción quien dirige la conducta. Se trata de una relación íntima y directa. Toda conducta motivada produce una reacción emocional con dos dimensiones: una de agrado y otra de desagrado. Por lo que, la motivación puede ser de dos tipos:
- Uno dependiendo desde dónde surge esa motivación:
Sí es desde la propia persona. Motivación intrínseca
O si esa motivación parte de que otras personas le motiven y le incentiven a conseguir su objetivo. Motivación extrínseca.
- Y otro si el origen viene desde dos habilidades prácticas:
Una de la intrapersonal. Aquí se encuentra la automotivación que es la que la propia persona encuentra en sí misma para conseguir lo que se propone.
Y otra de la interpersonal. Motivación producida por la relación entre otras personas, que éstas están siendo apoyo y motivación mediante su relación.
Si hacemos más uso de la motivación extrínseca que intrínseca estamos haciéndoles “adictos” a la aprobación externa de sus propios resultados. Lo que es lo mismo: que valoren sus propios resultados dependiendo de la opinión que reciban de los demás en vez de valorar su propia opinión y valoración de su propia satisfacción y esfuerzo de todo el proceso que ha requerido dicha actividad.
Éste tipo de motivación es la que conseguimos alimentar dando nuestro juicio y valoración personal a una conducta en concreto del niño y la niña. Os voy a poner ejemplos:
- Cuándo premiamos que lleva varios días seguidos portándose bien.
- Cuándo le reforzamos comprándole un regalo por las buenas notas.
- Cuándo le ponemos una pegatina por haberse portado bien.
Es muy complicado aprender a encontrar tu forma de automotivarte si convives en un ambiente familiar en el que de manera constante te juzgan, no te dejan expresarte, o no te dan oportunidad para iniciar una conversación y poder expresarte.
Continúo con otra pregunta: “¿Cómo motivar sin emplear los elogios?” De manera resumida, afirmar que los elogios forman parte de esa aprobación externa. Elogiar es “alabar las cualidades y los méritos de la otra persona desde el juicio y al aprobación subjetiva de otra persona”.
Por el cambio, la motivación desde la filosofía de la Disciplina Positiva está más relacionada en que el adulto tenga una actitud respetuosa ante el interés por conocer el punto de vista del niño y darle oportunidades para que se conozca y genere su propia opinión. Cuándo motivas te diriges al hecho que ha hecho la persona y no tanto en la propia persona cómo es o deja de ser. Se motiva el propio esfuerzo y la mejora de este. Y ahora te pregunto yo: ¿Cómo les podemos motivar? Date un tiempo para pensar tu respuesta.
Después continúa leyendo que te doy algunas claves. Puedes motivar…
Suscitando interés por algo que les llame la atención y les motive. Por ejemplo, organizando en familia una actividad relacionada con los comics pues nuestro hijo suele leer muchos. Esa motivación es intrínseca porque está organizando algo que le gusta y que entiende mucho para su familia. Así, de manera trasversal, también trabajamos el sentimiento de pertenencia y la conexión, vínculo y recuerdos familiares.
Dirigir y mantener su esfuerzo. Mostrarle tu apoyo por lo que hace.
Lograr los objetivos prefijados para conseguir lo que se propone.
Conocer su punto de vista y valorarlo.
Hacer que se evalúe a sí mismo. Mediante vuestras conversaciones hacerle preguntas del tipo: “¿cómo te has sentido cuándo has presentado esa exposición ante la gente?”; “¿Crees que le has dedicado el tiempo suficiente?”; “¿Si tuvieras oportunidad, ¿te organizarías el tiempo de otra manera?”; “¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de lo que has aprendido con ésta exposición?”.
Actuar con respeto con ausencia de juicios y críticas. Sí valorando su entrega, su dedicación y su esfuerzo por muy mínimo que consideres y por mucho que tú creas que lo harías de otra forma.
Como se ha señalado anteriormente, el efecto de la motivación es alimentar la autoestima de la persona desde el sentir que tiene ella misma de su validación y confianza propia. Motivar es enseñarles competencias para la vida y la responsabilidad social. Un abrazo y unas muestras de cariño son acciones más que suficientes y gratificantes cómo para alimentar esa propia motivación de la persona. Cuándo existe una ausencia de motivación en la persona o en su contexto más próximo, significa que no estamos alimentando de manera positiva la conducta de la persona.
La motivación es el motor de la acción. El del hacer.
No hay mayor motivación que la de dejar sentir tus propias emociones ante algo que tú mismo has creado.
¿Le proporcionamos espacios a los más peques para que sientan estas emociones relacionadas con la motivación?
¿Te has dado cuenta que te hago varias preguntas durante la publicación? También lo puedes hacer en conversaciones con tu hijo e hija. Esto es lo más motivador para preguntarle a un niño qué necesita hacer en vez de ordenárselo. Tenemos delante de nosotros uno de los métodos más eficaces de la Disciplina Positiva.